jueves, julio 03, 2014

Asesinaron a

Estoy pensando en las cifras de muertes violentas en Venezuela. Tema recurrente, ya sé, pero que se comunica en formas distintas a diario. Ayer asesinaron a un portugués en La Candelaria. Y claro, la noticia me resuena, porque contiene dos vocablos que me son cercanos: mi abuelo, mi abuela, mi padre y mi tío llegaron en un primer momento, desde Portugal, a vivir en La Candelaria. No es la única persona a quien han asesinado, menos en la historia de un país tan violento en una zona tan violenta en un mundo tan violento con una humanidad tan violenta. Pero las cifras significan, las cifras hablan de mejores y peores gestiones de la violencia, ya que no es lo mismo vivir en un país en donde asesinen a menos de 1 persona (sí, ya saben cómo son las matemáticas, 0,9 personas por 100 mil habitantes asesinan en España, vale acotar que en la mayoría de los casos son los señores que matan a sus señoras o ex-señoras) que en un país, Venezuela, en donde el año pasado la media fue de 73 asesinatos por 100 mi habitantes.

Y en donde, en el mismo país, la media de en las décadas de los 70 y 80 fue de 9 personas por 100 mil habitantes.
Y en el mismo país en donde en 1992 la media creciente y terrible alcanzaba los 16 homicidios por 100 mil habitantes.
Y en 1997, un año antes de llegar a la presidencia Chávez, la media era de 20 personas asesinadas por 100 mil habitantes.

Después de 15 años las mismas personas en el poder, en el gobierno, la media de asesinatos casi se cuatriplica: 73 asesinatos por cada 100 mil habitantes. 


¿Nos podemos quejar de esto? ¿O queda mal, parece de derechas, de casta, de escuálidos? ¿Lo único que vale entonces son las palabras? ¿Estar con el que dice las palabras más sentidas, bonitas, rabiosas y hace después lo que le da la gana, o lo que mejor sabe hacer, porque en el mejor de los casos es producto de la ineficacia y del "sólo yo puedo mejorarlo, sólo yo sólo yo sólo yo, sólo yo soy el pueblo"?