sábado, julio 30, 2011

Partir, Dios mío, partir...

Podría copiar la nota exacta que escribí hace año y medio cuando viajaba. Esta vez también paso por Roma, también habrá una estadía en casa de mi abuela, también me lleno de ansiedad y emociones -diferentes, encontradas- el volver. Esta vez he conseguido los regalos para todos, y alargo la hora de dormir, la hora de cerrar la maleta, como quien decide dejar en la lluvia la ropa que quiere secar.

Le arranco al tiempo de la partida las horas de nadie, como dice Cavalli. Y sopeso con ellas las palabras de Caeiro y su, partir, Dios mio, partir, me da miedo partir.

Llevo viva mi flor en el pecho. El aire de mi tierra me devolverá el olfato.


martes, julio 19, 2011

TERNURA




Somos teclear de lluvia.

Agonía de lagartos.

Manos de carbón.

Caracoles de azogue.

La partida de un niño,

un perro doloroso,

una hoja muerta.

Somos hombres

sin sílaba

sin sombra

sin lápiz.

Árbol sin viento

y sin ancla

que devoraste nuestras palabras

nuestros limoneros.

Camino de algas y mariposas

que truncaste

el silbido del hombre crucificado.

Somos

aceras mojadas,

plegarias de surcos,

ternura.



Miyó Vestrini
(Poema inédito publicado en el año 2002 en El encierro del espejo)

jueves, julio 14, 2011

si perdimos nosotros, perdieron ellos también

Yoifre sale del autobus, camisa blanca reluciente, cabello meticulosamente peinado, bermudas caqui, asiente levemente mientras es recibido con una mano en el hombro del Ministro. Su cara no varía el gesto, impávido; incluso hay un movimiento mínimo en su hombro que denota rechazo. "Nosotros no cometimos ningunos errores", le reponde a El Aissami, que minutos antes declaraba haber observado, en la Comunidad Penitenciaria de Coro, cómo se respira un nuevo modelo penitenciario. No sé cómo se puede ver-respirar tal cosa, pero mucho menos la respiración cruel del interior de las cárceles. Todos víctimas y verdugos, en un basurero olvidado, tantas veces olvidado, tantos años olvidado, tantos, todos, coexistiendo en una comunidad que condena al infierno a vivos y los devuelve muertos, a veces vivos pero casi siempre muertos. "Nosotros estábamos defendiendo nuestros derechos" continúa Yoifre, mientras una voz, falseada, se alza por sobre la suya para asegurarle que "te vamos a respetar tus derechos humanos completamente" para luego ser empujado por el militar que lo guía.

"Si perdimos nosotros, perdieron ellos también" repite Yoifre. Pureza de lenguaje, como dijo Morenza, la verdad que atraviesa todas las capas de piel de la realidad.
Derrota general.

martes, julio 12, 2011

jueves, julio 07, 2011

Sobre el poema de abajo:

Para mí este poema es la más acertada de las oraciones. El reconocimiento de lo impermeable, lo que no se nos parece. Lo oí por primera vez en una noche de poesía en Portugal, traducido al portugués por mi amiga polaca Monika. Me recordo otro poema, de un poeta que me gusta mucho, Mário Cesariny. El nombre de ese otro poema es "Tantos pintores" y una y otra vez la naturaleza o, en palabras de Cesariny, "la realidad", queda inmutable. Parafraseando a Annabel, o como el chiste del tigre, la naturaleza siempre es más fuerte que el ego.

Tantos pintores

A realidade, comovida, agradece
mas fica no mesmo sítio
(daqui ninguém me tira)
chamado paisagem
Tantos escritores
A realidade, comovida, agradece
e continua a fazer o seu frio
sobre bairros inteiros na cidade
e algures
Tantos mortos no rio
A realidade, comovida, agradece
porque sabe que foi por ela o sacrifício
mas não agradece muito
Ela sabe que os pintores
os escritores
e quem morre
não gostam da realidade
querem-na para um bocado
não se lhe chegam muito pode sufocar
Só o velho moinho do acordeon da esquina
rodado a manivela de trabuqueta
sem mesura sem fim e sem vontade
dá voltas à solidão da realidade.

CONVERSACIÓN CON UNA PIEDRA

Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.
Quiero penetrar en tu interior,
echar un vistazo,
respirarte.

—Vete —dice la piedra—.
Estoy herméticamente cerrada.
Incluso hecha añicos,
sería añicos cerrados.
Incluso hecha polvo,
sería polvo cerrado.

Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.
Vengo por mera curiosidad.
Sólo la vida permite satisfacerla.
Quisiera pasearme por tu palacio,
y luego visitar una hoja y una gota de agua.
No me queda mucho tiempo.
Mi mortalidad debería ablandarte.

—Soy de piedra —dice la piedra—.
Imposible perturbar mi seriedad.
Vete,
no tengo músculos risorios.
Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.
Me han dicho que encierras salas enormes y vacías,
nunca vistas y bellas en vano,
mudas, donde nunca han retumbado los pasos de nadie.
Confiésalo: ni tú misma lo sabías.

—Salas enormes y vacías —dice la piedra—.
Pero no hay espacio disponible.
Bellas, quizá, pero no para el gusto
de tus limitados sentidos.
Puedes verme, pero nunca catarme.
Mi superficie te da la cara,
pero mi interior te vuelve la espalda.

Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.
En ti no busco refugio para la eternidad.
No soy desdichado.
Ni carezco de techo.
Mi mundo merece el regreso.
Quiero entrar y salir con las manos vacías.
La prueba de haber estado en ti
se limitará a mis palabras
en las que nadie creerá.

—No entrarás —dice la piedra—.
Te falta sentido de la participación.
Y no existe otro sentido que pueda sustituirlo.
Incluso la vista omnividente
te resultará inútil si eres incapaz de participar.
No entrarás; ese sentido, en ti, es sólo deseo,
mero intento, vaga fantasía.

Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.
No puedo esperar mil siglos
para estar entre tus paredes.

—Si no crees en mis palabras —dice la piedra—,
acude a la hoja, que te dirá lo mismo que yo,
o la gota de agua, que te dirá lo mismo que la hoja.
Pregunta también a un cabello de tu cabeza.
Estoy a punto de reír a carcajadas,
de reír como mi naturaleza me impide reír.

Llamo a la puerta de una piedra.
—Soy yo, déjame entrar.

—No tengo puerta —dice la piedra.




Wislawa Szymborska, Paisaje con grano de arena, Lumen, Barcelona, 2005, pp. 35-37.

sábado, julio 02, 2011

sábado

No llevaré a la playa nada que me puedan robar
Ni teléfono, ni dinero, ni gafas de sol;
ni marcas, ni futuro próximo, ni siquiera día siguiente.
La chica de la toalla y de presente en la Marbella.