viernes, julio 11, 2008

Epístola del amor de San Pablo


Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.

Y si tuviese el don de profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, si no tengo amor, nada soy.

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece.

No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.

No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser.

1 comentario:

Carlos Eduardo Fuenmayor dijo...

Muy bonito amiga
UN ABRAZO