Quando eu era menino, beijava -me nos
espelhos: era o signal anticipado de
que nunca haveria de amar. Tinha por
mim, em adivinha da negação, a ternura
que me nunca haveria de ser dada.
E as figuras do xadrez, e as das cartas de
jogar ou adivinhar — seremos nós
mais que ellas onde a vida é vida?
Mas cada um de nós ama e chora elle,
que não outro: ha um adjectivo
de dentro que o dessubstantive.
F. Pessoa
sábado, septiembre 29, 2018
lunes, septiembre 24, 2018
Salomé (fragmento de la pieza inconclusa de F. Pessoa)
Salomé –Me siento menos inmortal que las cosas sobre las que sueño. Cuando el sol nace o muere, mi sombra es infinita. Así, cuando sueño, mis sueños son más grandes que yo, a veces infinitos, yendo hasta el horizonte absoluto. Me proyecto, cuando sueño, sobre todas las épocas… Cuando sueño, siento que no muero. Es cuando despierto, y escucho con mi sangre, que oigo pasar la vida.
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The Night - Don Blanding |
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lunes, septiembre 03, 2018
El Exilio y la Literatura [Discurso en Viena de Roberto Bolaño]
He sido invitado para hablar del exilio. La invitación me llegó escrita en inglés y yo no sé hablar inglés. Hubo una época en que sí sabía o creía que sabía, en cualquier caso hubo una época, cuando yo era adolescente, en que creía que podía leer el inglés casi tan bien, o tan mal, como el español. Esa época desdichadamente ya pasó. No sé leer inglés. Por lo que pude entender de la carta creo que tenía que hablar sobre el exilio. La literatura y el exilio. Pero es muy posible que esté absolutamente equivocado, lo cual, bien mirado, sería a la postre una ventaja, pues yo no creo en el exilio, sobre todo no creo en el exilio cuando esta palabra va junto a la palabra literatura.
Para mí, creo que es conveniente decirlo ya mismo, es un placer estar aquí con ustedes, en la renombrada y famosa Viena. Para mí Viena tiene mucho que ver con la literatura y con la vida de algunas personas muy cercanas a mí y que entendieron el exilio como en ocasiones lo entiendo yo mismo, es decir como vida o como actitud ante la vida. En 1978 o tal vez en 1979 el poeta mexicano Mario Santiago, de regreso de Israel, pasó unos días en esta ciudad. Según me contó él mismo, un día la policía lo detuvo y luego fue expulsado. En la orden de expulsión se le conminaba a no regresar a Austria hasta 1984, una fecha que le parecía significativa y divertida a Mario y que hoy también me lo parece a mí. George Orwell no sólo es uno de los escritores remarcables del siglo XX sino también y sobre todo y mayormente un hombre valiente y bueno. Así que a Mario, en aquel año ya un tanto lejano de 1978 o 79, le pareció divertido que lo expulsaran de Austria con esa recomendación, como si Austria lo hubiera castigado a no pisar suelo austríaco hasta que pasaran seis años y se cumpliera la fecha de la novela, una fecha que para muchos fue el símbolo de la ignominia y de la oscuridad y de la derrota moral del ser humano. Y aquí, dejando de lado lo significativo de la fecha, los mensajes ocultos que el azar o ese monstruo aún más salvaje que es la causalidad enviaba al poeta mexicano y por intermedio de éste me enviaba a mí, podemos hablar o retomar el posible discurso del exilio o del destierro: el ministerio del Interior austríaco o la policía austríaca o
Los cuatro grandes poetas de Chile
Son tres
Alonso de Ercilla y Rubén Darío.
Como ustedes saben, Alonso de Ercilla fue un soldado español, noble y bizarro, que participó en las guerras coloniales contra los araucanos y que de vuelta en su Castilla natal escribió
Los cuatro puntos cardinales
Son tres
El sur y el norte.
Los versos de Huidobro son muy buenos y a mí me gustan mucho, son versos aéreos, como buena parte de la poesía de Huidobro, pero la versión/diversión de Parra me gusta más, es como un artefacto explosivo puesto allí para que los chilenos abramos los ojos y nos dejemos de tonterías, es un poema que indaga en la cuarta dimensión, tal como pretendía Huidobro, pero en una cuarta dimensión de la conciencia ciudadana, y aunque a primera vista parece un chiste, y además es un chiste, al segundo vistazo se nos revela como una declaración de los derechos humanos. Es un poema que, al menos a los compungidos y atareados chilenos, nos dice la verdad, es decir que nuestros cuatro grandes poetas son Ercilla y Darío, el primero muerto en su Castilla natal en 1594, tras una vida de viajero impenitente (fue paje de Felipe II y viajó por Europa y luego combatió en Chile a las Órdenes de Alderete y en Perú a las órdenes de García Hurtado de Mendoza), el segundo muerto en su Nicaragua natal tras haber vivido prácticamente toda su vida en el extranjero, en 1916, dos años después de la muerte de Trakl, ocurrida en 1914. Y ahora que he tocado a Trakl permítanme una digresión pues se me ocurre pensar que cuando éste abandona los estudios y entra a trabajar en una farmacia como aprendiz, a la tierna pero ya no inocente edad de dieciocho años, también está optando (y optando de forma natural) por el destierro, pues entrar a trabajar en una farmacia a los dieciocho años es una forma de destierro, así como la drogadicción es otra forma de destierro, y el incesto otra más, como bien sabían los clásicos griegos. En fin, tenemos a Rubén Darío y tenemos a Alonso de Ercilla, que son los cuatro grandes poetas chilenos, y tenemos lo primero que nos enseña el poema de Parra, es decir, que no tenemos ni a Darío ni a Ercilla, que no podemos apropiarnos de ellos, sólo leerlos, que ya es bastante. La segunda enseñanza del poema de Parra es que el nacionalismo es nefasto y cae por su propio peso, no sé si se entenderá el término caer por su propio peso, imaginaos una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto, bueno, eso es caer por su propio peso. Y la tercera enseñanza del poema de Parra es que probablemente nuestros dos mejores poetas, los dos mejores poetas chilenos fueron un español y un nicaragüense que pasaron por esas tierras australes, uno como soldado y persona de gran curiosidad intelectual, el otro como emigrante, como un joven sin dinero pero dispuesto a labrarse un nombre, ambos sin ninguna intención de quedarse, ambos sin ninguna intención de convertirse en los más grandes poetas chilenos, simplemente dos personas, dos viajeros. Y con esto creo que queda claro lo que pienso sobre literatura y exilio o sobre literatura y destierro.
sábado, mayo 26, 2018
El feminismo no es un movimiento que ataca, es un movimiento que defiende.
El feminismo pone a la luz muchas injusticias que buscaban pasar desapercibidas. Los injustos se ven amenazados, los que se han beneficiado de la injusticia, se ven amenazados.
El feminismo invita a los hombres a vivir entre seres humanos iguales. A crecer en esa igualdad.
El feminismo hace a los hombres mejores personas. Los enfrenta con complejidades morales que las mujeres se han visto enfrentadas desde pequeñas y que, en la mayoría de los casos, les hizo crecer moralmente para resistir la injusticia y ser de todos modos justas, compasivas y amorosas.
No hay posturas ni discursos dentro del feminismo que se comparen a los ataques terroristas de los Incel o a los secuestros de niñas y mujeres de boko-haram. El feminismo, dije, no es un movimiento que ataca, es un movimiento que defiende. El que se sienta atacado, probablemente, teme a su víctima, teme no poder seguir teniendo, impunemente, víctimas.
El feminismo se identifica con la tierra oprimida por el dios de la razón inmaterial. Se identifica con los animales, con todo aquello que sistemáticamente, como parte del mismo saco de lo "femenino. lo oscuro. lo irracional. lo sensible. lo que sostiene", ha sido durante siglos explotado, dominado, arrinconado, clasificado, exterminado, temido.
explotadas, dominadas, arrinconadas, clasificadas, exterminadas, temidas.
Todo lo que el feminismo defiende se prolonga al interior de nuestras almas. El feminismo rescata al anima que es aniquilada fuera para sepultarla dentro. El ánima de los hombres y de las mujeres, encarnada para la razón dual en las mujeres y la tierra, vuelve a tener espacio, a ser fértil. El feminismo hace a los hombres seres compuestos, les permite sentir lo que sienten, sentir lo que podrían sentir y lo que sentían antes de que llevara palo lo vulnerable.
El feminismo pone a la luz muchas injusticias que buscaban pasar desapercibidas. Los injustos se ven amenazados, los que se han beneficiado de la injusticia, se ven amenazados.
El feminismo invita a los hombres a vivir entre seres humanos iguales. A crecer en esa igualdad.
El feminismo hace a los hombres mejores personas. Los enfrenta con complejidades morales que las mujeres se han visto enfrentadas desde pequeñas y que, en la mayoría de los casos, les hizo crecer moralmente para resistir la injusticia y ser de todos modos justas, compasivas y amorosas.
No hay posturas ni discursos dentro del feminismo que se comparen a los ataques terroristas de los Incel o a los secuestros de niñas y mujeres de boko-haram. El feminismo, dije, no es un movimiento que ataca, es un movimiento que defiende. El que se sienta atacado, probablemente, teme a su víctima, teme no poder seguir teniendo, impunemente, víctimas.
El feminismo se identifica con la tierra oprimida por el dios de la razón inmaterial. Se identifica con los animales, con todo aquello que sistemáticamente, como parte del mismo saco de lo "femenino. lo oscuro. lo irracional. lo sensible. lo que sostiene", ha sido durante siglos explotado, dominado, arrinconado, clasificado, exterminado, temido.
explotadas, dominadas, arrinconadas, clasificadas, exterminadas, temidas.
Todo lo que el feminismo defiende se prolonga al interior de nuestras almas. El feminismo rescata al anima que es aniquilada fuera para sepultarla dentro. El ánima de los hombres y de las mujeres, encarnada para la razón dual en las mujeres y la tierra, vuelve a tener espacio, a ser fértil. El feminismo hace a los hombres seres compuestos, les permite sentir lo que sienten, sentir lo que podrían sentir y lo que sentían antes de que llevara palo lo vulnerable.
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Basada en una historia verdadera,
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jueves, febrero 22, 2018
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