abrí mi boca y me tragué al mundo
-llevo en mi pecho al sol-
atravesé los rios con mis vértebras izadas
Enderecé mis tendondes y te pedí
acuéstate,
extiéndete,
alfómbrate
llevo en el alma un manojo de nervios
telarañas de sangre
para soportarte
(como a la luz sostienen
aquel jardín
aquellas hierbas)
mano derecha al pulmón directo
súbe la cara
enciéndete
pues las palabras son sólo cajas para esconder otras cajas
y así poderte, pudrirte, decir
"dentro de ellas yaces tú"
que no salen sino gotas de agua los días de lluvia
y gotas de sudor los dias de calor
reza conmigo la oración del viento:
arrastra con pétalos pestañas
porque no hay otra lengua más que la del fuego
ni otra sombra que la oscuridad del esternón
(el ojo de la puerta es el ombligo)
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