"As mãos são como estrelas" diz o Herberto Helder
Cinco dedos conto em mim, cinco pontas têm elas
Sou um cosmos que treme, com os versos-cosmos dele
(os dedinhos das minhas mãos, os dedinhos dos meus pés
a louca Luz Caraballo, enganou-se na sua vez)
o importante é dizer cinco, quatro e um, dois e três.
Adiciono-me nas energias, sou um fluxo do devir
o mundo é um choque de sinfonias, um rio que canta, um só confluir
Saio então do livro e caminho como qualquer pela praça
Ali já não há rima nem verso, há pessoas que não vem
há movimento, tristeza e massa
há um rapaz sentado numa escada -provavelmente queira droga –
e eu que de palavras venho drogado, fico sem letras, calado
O rapaz deve ter a minha idade, vinte e quatro,
dois e quatro
Mas suas mãos não têm dedos; se calhar só tenha dois
(três quatro cinco
seis sete oito nove e dez
o mundo do sofrimento,
cobre-me da cabeça aos pés)
o rapaz, constelação amputada,
pede enquanto ameaça, ataca com a sua nada
aproxima o vazio de dedos o vazio do fluxo
o erro da confluência o tossido
de Deus, a falta de tecido
corta
a soga que me unia com o Helder com a rima, com o tremer
e fica nela forcado o rapaz sem paz drogado
o cosmos sem saída sem pontas, sem pontes
o devir cerceado o fim antes do tempo
o universo fechado.
Plaza Mouzinho de Albuquerque
"Las manos son como estrellas" dice Helberto Helder
cinco dedos cuento en mí, cinco puntas tienen ellas
soy un cosmos que tiembla con los versos-cosmos de él
(los deditos de mis manos, los deditos de mis pies
la loca Luz Caraballo se equivocó esa vez)
lo importante es decir cinco, cuatro y uno, dos y tres
Me sumo a las energías, soy un flujo del devenir
el mundo es un choque de sinfonías, un río que canta, un sólo confluir
Salgo del libro y camino como cualquiera por la plaza
allí ya no hay rima ni verso, hay personas que no ven
hay movimiento, tristeza y masa
Hay un muchacho sentado en un escalón -probablemente quiera droga-
y yo que vengo de palabras drogado, me quedo sin letras, callado
El muchacho debe tener mi edad, veinticuatro
dos y cuatro
pero sus manos no tienen dedos, quizá tenga dos
(tres cuatro cinco
seis siete ocho nueve diez
el mundo del sufimiento
me cubre de la cabeza a los pies)
El muchacho, constelación amputada
pide mientras amenaza, ataca con su nada
aproxima el vacío de dedos, el vacío del flujo
el error de la confluencia, el tosido
de Dios, la falta de tejido
corta
la soga que me unía con Helder, con la rima, con el estremecer
y cuelga de ella ahorcado el muchacho sin paz drogado
el cosmos sin salida, sin puntas, sin puentes
el devenir cercenado, el final antes de tiempo
el universo cerrado.
3 comentarios:
Qué fino blog, Ana L na rua L. Estaré súper pendiente de tus asuntos acá.
ahora es que vine a leer el comentario que me dejaste en el diario, muchísimas gracias. Me gusta tu blog, todo lo escribes tú?.
saludos.
loo.
Me gusta tu blog amiga
UN FUERTE ABRAZO
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