domingo, mayo 24, 2009

V

Marisela tenía mucho calor y se quitó el pantalón de pijama, quedando en panties por la casa. Joaquin aún dormía, doblado como un frijol dentro de las sábanas.

"Voy a hacer las cosas bien" pensó Marisela mientras fumaba en el balcón. Las flores se le habían muerto, las muy estúpidas, mostrándoles a todos como era incapaz de cuidar nada. Llenó de agua los materos y vio caer las gotas a la acera, donde una vieja le veía las piernas.

"Voy a hacer las cosas bien", se repitió, pues comenzar el día fumando mientras le veian la ropa interior las señoras a las que mojaba con su regadera no le parecíó lo más acertado.

En la cocina debía estar la comida para el desayuno, lo prepararía a tiempo para Joaquin y quizá podrían tener una tarde tranquila. Las peliculas que alquilaron se vencerían sin verlas, había que, había que. Pero si Joaquin prefería hacer otra cosa le gustaría acompañarlo. Si se levantara algún día. Le gustaría tener otra cocina o que le gustara más cocinar. Pero cuando quería hacer algo se daba cuenta de que no habían los ingredientes adecuados y hoy era domingo y ya nada que hacer. Igual no tenía hambre, Joaquin no se levantaría nunca, aunque le tuviera el café con leche. Habían cosas que no cambiaban nada. Habían partidas de tren a las que se había llegado tarde, ingredientes que nunca estaban a tiempo.

Recordó la primera vez que lo vió. Pensó que era guapo, quizá demasiado guapo. Y se lo dijo. Pero se lo dijo en serio, no como halago, más bien como si le sacara un defecto. Ella que tenía várices, que la forma ladeada de la nariz le restaba equilibrio, que subía de peso si no se cuidaba, sabía que todo eso la hacían ser guapa a su manera, pero no hermosa. Suponía que ser hermosa era un peso, una pérdida de libertad. O más bien, que el no ser hermosa la hacía ser quien era. Atractiva cuando quería, invisible cuando no le interesaba. Joaquin tan alto, tan ojos verdes, tan sonrisa atractiva, tan abuelos florentinos. Nadie podía verlo y sólo pensar que era un tipo.

"Voy a hacer las cosas bien", pensó una vez más, pero no sabía por donde comenzar. Joaquin abrió los ojos y la vió. Ella lo saludó desde la puerta y entró pronto al baño para lavarse la boca. Volvió con él a la cama y le dijo "Voy a hacer las cosas bien".

"Quédate conmigo hoy" pensó, pero no se atrevió a decirlo.

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